lunes, 23 de agosto de 2010

Menú como hace 100 años


EMPANADAS DE HORNO

Pino
  • 1 kilo de asiento de picana
  • 4 cebollas grandes
  • 4 cdas de manteca
  • 1 cdita de comino
  • 2 cdas de ají de color
  • ½ cdita de pimienta
  • 2 cditas de salsa de ají
  • 20 aceitunas
  • 40 pasas remojadas
  • 4 huevos duros

Pique la carne en cubitos. Fría la carne en manteca de cerdo sólo hasta que se cueza muy ligeramente, para que pueda aportar su jugo cuando complete la cocción dentro del horno.

Alíñela con sal, comino recién molido en el mortero de piedra y salsa de ají.

Corte la cebolla en cuadros, fríala en manteca sólo hasta que se ponga ligeramente transparente, sin recocerla porque perderá su jugo. Alíñela con sal, ají de color y pimienta antes de retirar del fuego.

Mezcle la carne y la cebolla, deje enfriar y lleve esta preparación al refrigerador.

Masa

  • 1 kilo de harina cernida
  • 200 gr. de manteca caliente
  • ½ litro de agua caliente
  • ½ cda de sal
  • 1 cdita de ají de color preparado en 1 cda de aceite

Forme un cono de harina en la mesa . Ahueque su interior haciendo un cráter donde irá echando, alternadamente, salmuera, manteca y color. Con una cuchara revuelva el interior del cráter para mezclar los ingredientes. En esta primera etapa no meta la mano, porque se quemará.

Una vez lista la mezcla, inicie el amasado con ambas manos hasta homogeneizarla totalmente. Forme una pelota y abríguela con paños de cocina para evitar que se enfríe, porque así es más difícil manejarla.

De esta bola de masa corte trozos del porte de una pelota de tenis y amáselos sobre una superficie enharinada para que no se peguen. Cuando la masa tenga un grosor de 2 milímetros, corte circunferencias usando como molde un plato extendido grande.

Ponga 2 cdas colmadas de pino en el centro de la masa circular, corone con un huevo duro, una aceituna y dos pasas.

Moje con los dedos todo el borde de la masa con agua tibia, para que al doblar la masa quede bien unida. Con los cantos de las manos oprima todo el contorno de la unión, haciendo presión para que la masa se adelgace y los dobleces no queden tan gruesos.

Barnice la superficie de las empanadas con clara de huevo, usando un pincel.

Encienda el horno al máximo y meta las empanadas en una bandeja metálica. Baje la llama al mínimo, espere 15 minutos y observe el dorado. Si están muy pálidas suba la llama. Cuando estén listas, repóselas 10 minutos cubiertas con un paño antes de servir.


Estofado de San Juan 8.8

Lo principal es tener un fondo de cocina muy grande. Para 8 comensales, ponga abajo media taza de color chilena (manteca de chancho con ají de color).
Encima, un tercio de 8 cebollas en pluma. Luego vaya alternando 8 presas de gallina, 8 trutros de pavo, 8 presas de pato, 8 de conejo, 8 de costillar de chancho ahumado, 8 chuletas de chancho, 16 cuadrados de cuero de chancho de 8 cms., 16 trozos de longaniza de 6 cms.
Estos ingredientes se intercalarán con otra capa de cebolla, 16 dientes de ajo picado, un ají cacho de cabra en tiritas, un puñado de guindas ácidas secas y una cucharada de orégano seco.
Termine con una capa de cebolla, espolvoreada con 2 cucharadas de ají de color. Vierta al fondo 4 botellas de vino blanco (deben cubrir la última capa de cebolla). Dé un hervor y luego cueza a fuego lento 3 horas.
Sirva en plato cazuelero con papas cocidas.


por Ruperto de Nola

  • Valdiviano
  • Lechón al Asador
  • Torta de Combarbalá y
  • Mistela.

Al matar al lechón hay que cuidar que se desangre completamente para que la carne quede blanca. Se sumerge en agua caliente y se agita hasta que se le desprenda el pelo. Hay que frotarlo y sumergirlo hasta que quede bien pelado. Se le sacan en seguida los interiores, menos los riñones.

  1. Una semana antes: Comprar el lechón, hacer el charqui, conseguir palos de madera de cerezo y de membrillo para la mistela.
  2. Un día antes: hacer el manjar y las hojarascas. Hervir los palos para la mistela, hacer el caldo para el valdiviano.
  3. El mismo día: rellenar y asar el lechón, rellenar la torta, tostar y moler el charqui y hacer el valdiviano.

Pero al chancho lo tuve que abrir. Y está a mi lado mientras escribo.

Carne salada, seca, tostada y molida, esa es la base del Valdiviano, la sopa con que abriré la comida.

Era el plato que le servían a las huestes de Pedro de Valdivia, en la época de la Conquista, cuando salar y secar, también ahumar, era la única manera de conservar un animal muerto.

De fondo habrá un lechón de cerdo al asador y de postre la célebre torta de Combarbalá, de hojarasca hecha con 100 yemas y rellena con varios kilos de manjar.

Para beber habrá mistela, aguardiente aromatizada con madera y hierbas.

Podría comprar el charqui, pero hay tanto mito. Mejor hecho en casa. Pero, ¿cómo se hace?

La Buena Mesa lo da por sabido.

Fui al supermercado y compré 1 kilo de escalopas de posta negra, una vez secas se llamarán "estandartes", según el vocabulario charquístico...

Las salé y estiré a pleno sol de enero en el tendedero de ropa de mi patio. Dos veces al día las di vuelta y por la noche las dejé dentro del horno apagado. 5 días y 5 noches. El patio olía a carne. Las lonjas se pusieron duras y de color Coca Cola.

Sorpresivamente, casi no llegaron moscas. Luego entendí por qué: la carne estaba tan salada que se hubieran quemado las patas. Error de cálculo fatal. Todo otra vez.

Tengo 100 huevos frente a mí: el consumo familiar de 2 meses en mi casa. 100 huevos para una sola torta. Los quiebro y separo en yema y clara. La receta usa 100 yemas y sólo 12 claras, ahora tengo 88 claras en mi refrigerador esperando que se me ocurra alguna brillante idea para hacer con ellas.

La quebradera de huevos me toma 40 minutos, leo la advertencia que encabeza la receta de la Torta de Combarbalá, que data de 1880 en Apuntes...:

Estampamos aquí la receta de la célebre torta no porque dejemos de conocer que ésta, como las otras, es dañosa y nociva, sino por ser una cosa curiosa e histórica...

Bato las 100 yemas y 12 claras. Siguiendo las instrucciones, le echo harina hasta que quede una masa blanda. Ni señas en el libro de cuánta harina provoca eso. Hundo las manos en la masa. Quedan "enguantadas" en una pasta amarilla que no se despega con nada.

María, que me ha ayudado en este experimento, me mira con ojos asesinos. Me quita el bowl, echa más harina, 2 ½ kilos más, arma una bola, la toma de una punta y la estira y recoge con la palma de la mano en un masaje rítmico que la deja perfecta. Hacemos las hojarascas y del horno empieza a salir olor a chilenito.

Comienzo con el manjar. Fuego al máximo, 5 litros de leche, 1 ½ kilo de azúcar, un palo de vainilla. Cuchara de palo, 2 horas revolviendo sin parar. El brazo derecho acalambrado y aún no huele ni sabe a manjar.

La Buena Mesa no da luces del tiempo exacto. Cuando esté espeso, se retira.

Pasadas 3 horas, el manjar toma consistencia. Son las 12 de la noche y está perfectamente delicioso.

Mañana es el gran día.

Me pregunto en qué minuto de desesperación fue que a alguien se le ocurrió que pelando e hirviendo ramas verdes de árbol, guindo y membrillo, con un poco de azúcar, canela y clavos de olor, combinado con aguardiente, resultaba en un trago tan rico.

Bien helado parece un refresco. Es una de las tantas recetas de mistela que circulan en el campo. Lo cuelo y lo pongo a enfriar para la noche.

Avanzo con el Valdiviano.

Las 4 cebollas pluma que van en la sopa se fríen con color. Ají de color, pensé. Error.

Color, según La Buena Mesa son 4 tazas de riñonada (la grasa que cubre los riñones), derretida con 2 ajos y 4 cucharadas de ají dulce en polvo.

La manteca, ingrediente imprescindible en la comida chilena -como la mantequilla para los franceses y el aceite para los italianos-, está desapareciendo de la dieta.

El sabor que da es insuperable (por eso la hallulla es tan rica), pero hoy es un atentado a la salud pública. Cuesta mucho encontrar la verdadera, de grasa animal, y lo que venden en algunos supermercados son unos panes blancos hechos con aceite de pescado hidrogenado. Un asco.

Modifico la receta y uso aceite de oliva con paprika.

Tuesto el charqui en el horno, la cocina se inunda con un delicioso aroma a carne chamuscada, lo muelo en un mortero y lo agrego al sofrito. Al rato le añado el caldo que hice con un pollo.

Saco el lechón del refrigerador.

La autopsia se inicia. El lechón está longitudinalmente abierto en dos. La nariz partida en dos, el cerebro partido en dos.. Donde alguna vez estuvo su estómago, pongo champiñones portobello, mantequilla, hierbas de la Provenza, chalotas y cebollas atravesadas con clavos de olor, que disimulan el aroma a muerte.

Con una aguja con pita doy puntadas sobre la piel blanca, parto por el cuello, avanzo por el vientre hasta que remacho en la cola y le devuelvo la forma al mamífero paquidérmico doméstico, a la espera de que le ensarte un fierro al medio y lo haga girar sobre el carbón de la parrilla al mínimo, durante 6 horas hasta que la carne esté tierna, se haya derretido la grasa y su piel esté crujiente como galleta.

A las 4 de la tarde enciendo el fuego. Comienza la esclavitud.

Tengo una buena parrilla, pero no tiene spiedo. Ingenua, pienso que si amarro al animal al fierro que sube y baja la parrilla, el lechón va a girar con la manivela. Pero gira en banda. Las patas arriba y el lomo abajo.

Presiento que esta comida será un desastre. Con la frente encendida, exudando olor a chancho, con la ropa ahumada y la paciencia corta, me tomo una cerveza helada al seco.

No se me ocurre nada.

Finalmente llega mi marido y con otro enjambre de alambres soluciona el problema. Al pobre cerdo le salen alambres por todos lados.

Sueño con una ducha, pero el lechón no puede quedar solo. Nunca.

A las 6 horas la piel está tostada, lo bajo de la parrilla, le saco los alambres y, tal como lo ordena La Buena Mesa, le meto una manzana roja en la boca.

Suena el timbre.

Llegan los invitados. Se corta la luz en el barrio. Salvo el brillo de las brasas que se apagan queda todo a oscuras.

Prendo las velas y bajo su tenue luz comemos valdiviano, lechón al asador y torta de Combarbalá.

Como hace 100 años.
Aún están hablando de esta comilona...

sábado, 7 de agosto de 2010

DÓNDE LLEVAR A COMER A UN EXTRANJERO?


Aquí en Chile, la tradición manda: si usted recibe visitas extranjeras, tendrá que "sacarlas" a comer. 
Para que no destiña como anfitrión, le recomendamos una ruta del tenedor para pasear a un turista.




Seamos realistas: a Santiago no viene turista alguno a visitar museos (quizá valiera la pena el Museo Antropológico: momias muy bien puestas). Se concibe, en cambio, ir a París sólo por el Louvre, y a Madrid, sólo por El Prado o Las Descalzas Reales.

Ni hay aquí monumentos que hagan soportables 18 horas de vuelo, como sí las haría el Coliseo romano o el Panteón.

Entonces, ¿qué panorama culino-turístico podríamos ofrecer, a fin de compensar otras ausencias?
Seguro que Santiago formaría parte de un "combo turístico" con Buenos Aires, Cuzco, y quizá Lima; lo cual no nos deja en muy buen pie; porque para comer sublimemente está Lima (en Cuzco, a esos 2.800 metros de altura, siga el consejo: "Caminar despacito, comer poquito, dormir solito").

Además, mientras Nápoles evoca pizzas; París, patos de La Tour d'Argent, y Lima, cebiches; Santiago no evoca plato alguno.

¿Dónde está la mejor cocina tradicional de esta ciudad?

Partiremos mencionando una regla infalible: cada restorán, mesón o comedero tiene un plato, sólo uno, que es el perfecto, y ése es el que hay que ir a comer ahí; los demás que ofrece podrán no estar mal o aun estar muy bien; pero no se grabarán en la memoria.

El turista bien advertido llegará con la idea "Chile = mariscos".

¿Dónde encontrarlos?

Si se trata de alguien refinado (por ejemplo, una solterona de Lieja), sólo le recomendamos Infante 51 que, según "The New York Times", es el restorán de pescado más puntilloso del orbe, y coma allí cualquier pescado: todos son excelentes.

Pero si llega un mocetón aragonés, llévelo a comer merluza frita ¡por favor, sin ensalada! en cualquier puesto de La Vega, o una paila marina. Sólo asegúrese de que la paila le llegue humeante a la mesa.
¡Y esas ostras de borde negro del Coco Pacheco, las mejores del mundo comidas al natural!

COCINA HUASA.

En materia de cocina huasa tradicional - cazuelas, arrollados, perniles, pasteles de choclo y otras viandas de tierra adentro- discrimine también como anfitrión.

Si quiere ambiente refinado y servicio como Dios manda, reserve en el Divertimento para almorzar (esto le permitirá disfrutar del lindo bosque que rodea al restorán), y pida el pernil en vino tinto con puré picante de papas.

Pero si lo que se busca es pueblo al natural, el lugar apropiado es El Hoyo: infraestructura y servicio elementales; pero pida, no más, un costillar de chancho al horno con papas cocidas, y se acordará de mí... Si tiene suerte, le tocará algún "espontáneo" que saldrá del público a cantar, guitarrear o declamar.

Si va de noche, le recomendamos La Casona de don Nacho, en Beaucheff, junto al Parque O'Higgins; tendrá la sensación de estar cerca del Bois de Boulogne.

Ahí hay que pedir el chanchito campero con puré de garbanzos, del cual un gastrónomo limeño me dijo una vez: "volvería a Santiago sólo por comer esto de nuevo". 
Para agotar las posibilidades, y para que el extranjero se vuelva a donde vino con los ojos en blanco de placer, que coma un garrón de cordero magallánico en El Europeo.

El mejor postre inventado en Chile es la torta San Guillermo de El Club de la Unión, donde tendrá que hacer un aro para probarla, luego de tanto chancho y cosa: tiene todo lo que un postre puede necesitar: merengue, helado, crema, frutas confitadas, crema de vainilla, "you name it...".

La cocina chilena de "mantel largo" está en el Carrousel, que conserva la memoria de la buena mano burguesa. El turista querrá saber qué es un fricasé chileno, tan diferente del francés: pídalo de sesos, plato que forma parte de la corona culinaria de Chile.
Después lleve a su visita a recorrer el Parque Forestal, que es el mejor legado que la "oligarquía chilena" - como algunos gozan llamándola- dejó al Santiago de la belle époque.

LA HORA DEL TÉ.

A tomar el té, o mejor dicho en chileno "a tomar Onces", no por el té sino por la pastelería tradicional, espléndida en su inmisericorde dulzor: nos contaba la mujer - chilena- de un gran sociólogo francés que más gente venía a su casa en París a admirar sus tortas y petit gâteaux que a oír el galimatías de su marido.

Otra regla inviolable: huya de todo lugar que ofrezca "onces completas", institución popular digna de perpetuo olvido.
Si opta Ud. por una torta, habrá de ser de la dulcería Presidente Riesco; en esta dulcería cualquier torta es excelente.
Si opta por dulces chilenos, el mejor lugar de Santiago en este rubro es la dulcería Montolín, en Vitacura, donde hay que pedir los alfajores cubiertos con glacé y los bizcochos con huevo mol y merengue, con un buen café para pasar el empalago.

Si quiere un lugar menos elegante pero tan auténtico como éste, lleve a su visita a La Tranquera, en Av. Italia: es menos repipi pero sirven un excelente alfajor.
La Violeta tiene unos maravillosos dulces de masa de hoja con manjar y lúcuma; pero lamentablemente no ofrece servicio de té: tendrá que ir a algún otro lado a abrevarse con agua para no morir confitado.

TURISMO CULINARIO

1) Infante 51- José Miguel Infante 51, Providencia. 2643357 - 2366771
2) Divertimento- Av. El Cerro esquina Av. Pedro de Valdivia. Providencia. 2339915 - 2331920
3) El Hoyo- San Vicente 375 esquina Gorbea, Estación Central 6890339
4) La Casona de Don Nacho- Av. Beaucheff 1239, Santiago Centro.6834004
5) Huasos y Gauchos- Camino a Chicureo, parcela 9. -7388314
6) El Europeo- Av. Alonso de Córdova 2417.-2083603
7) El Club de la Unión -Av. Libertador Bernardo O´Higgins 1091. - 5892000
8) Carrousel -Los Conquistadores 1972, Providencia..2321728
9) Dulcería Presidente Riesco- Av. Presidente Riesco 3473.- 2314160
10) Montolín- Av. Vitacura 3595.-2635796
11) La Tranquera-Italia 1294. -2252796
12) La Violeta León 3492, Las Condes.2280089 - 2083378


7 Restaurantes del Año 2009


1.- PASTA E VINO
POR FIN EN SANTIAGO

Llegar hasta allá sin haber hecho una reserva es una locura. Porque el pequeño restaurante Pasta e Vino, ubicado en el Cerro Concepción de Valparaíso, siempre está lleno. Mal que mal, en 2007 la crítica lo consideró el mejor restaurante de regiones en Chile.

2.- T'ANTA
EL TERCERO DE ACURIO EN CHILE

Después de instalar en Chile su restaurante Astrid y Gastón, y de abrir La Mar el año pasado, ahora le toca el turno a T'anta, otro de los exitosos restaurantes que forman el imperio de Gastón Acurio en Perú. El nuevo "hijo" en Chile, es más informal que Astrid y Gastón y más barato que La Mar, y abrirá sus puertas a fin de año en el boulevard del Parque Arauco. Aunque aún faltan más de seis meses, Acurio ya está buscando jefes de cocina y de pastelería para él.
El restaurante, cuyo primer local fuera de Perú se instaló en Bolivia, funciona también como un deli–almacén. En él se puede comer desde ají de gallina, cebiches y causas, hasta ensaladas y sándwiches –ya sea a la carta o como buffet– y también se puede comprar comida para llevar. Tiene una ondera tienda gourmet donde se venden algunos de los 12 libros que ha escrito Acurio y funciona además como panadería y pastelería.
El concepto es algo nuevo en Chile, pero Acurio y sus socios Alejandro Hartman y Andrés Belfus, le tienen fe: proyectan abrir tres locales más en dos años.

3.- MILCAO
LO NUEVO DE CRISTIÁN CORREA

Fue chef del Agua y luego del Mestizo, pero a fines del año pasado se independizó del grupo Comer y Beber, se convirtió en el banquetero de la Presidenta Bachelet en el extranjero y comenzó a planear su propio proyecto gastronómico.
Fue entonces cuando sus amigos Felipe Robinson y Diego García le plantearon la idea de poner un bar. Correa los convenció de instalar, a cambio, un restaurante, yllegaron a un acuerdo en el que combinaron ambas ideas. Así nació Milcao.
El restaurante, que abrirá sus puertas los primeros días de julio en Vitacura 7580, tendrá dos ambientes: en la primera planta, un restaurante, y en el subterráneo, un bar con la misma carta pero que después de las 12 de la noche tendrá bandas de música en vivo y DJs.

Aunque Milcao es el nombre de una preparación típica chilota basada en la papa, la cocina no tendrá sólo productos chilenos. Su énfasis estará en preparaciones con ingredientes "nobles" y sabores clásicos tradicionales "pero vestidos de gala". "Usaré técnicas de vanguardia como las espumas, pero sólo como decoración. En esta tercera 'patita' de mi carrera estoy mucho más preocupado por la estética de los platos", asegura.

4.- CASA LASTARRIA CIENFUEGOS
APUESTA AL ALMUERZO.
El año pasado, el chef Benjamín Cienfuegos tomó conciencia de que los restaurantes en Chile estaban muy caros (el suyo incluido) y decidió bajar los precios.
Logró así recuperar al público esquivo. "No puede ser que haya restaurantes que cuesten $60 mil la pareja. En Europa y con un restaurante con una estrella Michelin, te creo, pero aquí no", asegura. Por eso, en septiembre abrirá un restaurante sencillo, con una carta sin pretensiones ni exquisiteces. Casa Lastarria funcionará en una casa de los años 30 de tres pisos, parte del boulevard gastronómico que se está construyendo en Lastarria 70.
Ahí la apuesta será tener público todo el día, para complementar al Cienfuegos, que sólo abre de noche. "Estoy confiado en que me va a ir bien porque ahí hay harto movimiento", dice.

5.- NoSo LA COCINA

DE JEAN PAUL BONDOUX

Jean Paul Bondoux es el destacado chef francés a cargo de La Bourgogne, un exclusivo restaurante de Punta del Este que también está presente en Argentina y cuya cocina se transformó en un referente de la gastronomía francesa en América del Sur.
Ahora en Chile como chef a cargo del restaurante NoSo, del hotel W de Santiago. Allí hará gala de su estilo simple y elegante. Seguidor de Paul Bocuse, lo suyo es la cocina de mercado, con énfasis en productos locales, de temporada, sin experimentar con comida fusión ni técnicas de vanguardia.
Él reivindica el sabor genuino de los ingredientes y entre sus creaciones incluirá turbot, wagyu, salmón, centolla y jamón pata negra ibérico. Como brazo derecho de Bondoux en Chile estará su compatriota Sébastien Fontes. NoSo, junto al restaurante de fusión peruano–japonés Osaka, está en el cuarto piso del hotel W.

6.- COQUINARIA DEAN & DELUCA A LA CHILENA

El primer "supermercado" gourmet de lujo en Chile. Y más que eso. Las ambiciones del inglés Kevin Poulter, el mismo detrás de Frederick's y Mollie's, son altas. A fines de agosto abrirá en el edificio Territoria, un espacio gastronómico de 700 metros cuadrados en el que –al estilo del neoyorquino Dean & Deluca– combinará varios conceptos culinarios: una tienda gourmet con 3000 productos del mundo (incluida una charcutería), panadería, talleres de chocolate y pastas, un café literario y un restaurante para 120 personas con una carta internacional.
Habrá platos para probar y para llevar. "Esto es algo único aquí. Chile es un país que está cambiando mucho en su gastronomía y cada vez se abren más restaurantes sofisticados y tiendas gourmet, entonces creo que este nuevo concepto va con los tiempos", explica Poulter. Está convencido de que el chileno está preparado para este modelo de negocio gastronómico.
El proyecto se llamará Coquinaria, en referencia a "De re Coquinaria", el primer libro de recetas que se conoce y que corresponde a las preparaciones usadas durante los primeros siglos de la Roma imperial.

7.- PATIO BELLAVISTA
EL FAVORITO DE LOS EXTRANJEROS

220 mil personas al mes se pasean por este centro gastronómico–cultural de Bellavista, que reúne tiendas de artesanía y exposiciones de arte, restaurantes y tiendas gourmet. El 25% de su público es extranjero.
Las cifras avalaron el éxito de la primera etapa del negocio y por eso acaban de ampliar el proyecto.
Esta segunda etapa incluye estacionamientos subterráneos para 210 autos y la apertura de cinco nuevos restaurantes:
  • Cachafaz Tango Teatro, sucursal del local de Providencia en el que se dictan clases de tango y se hacen shows de stand–up comedy
  • De Tomo y Lomo, comida típica chilena a cargo de los dueños de El Parrón
  • La bota, de cocina italiana
  • Le Fournil Bistró; que unirá la gastronomía francesa con el jazz, al estilo de los bistró parisinos.

LA ULTIMA CENA

LEONARDO DA VINCI
http://www.haltadefinizione.com/it/gallery/leonardo-da-vinci-ultima-cena.html